martes, 12 de mayo de 2009

LA CUBA QUE NO SOY

(PARA EL LIBRO DE MEMORIAS SOBRE MIHAIL KALATOZOV)

Entre las primeras preguntas que Mijail Kalatozov me hizo a su llegada a Cuba
en 1962-63 estaba:

-¿Ustedes tienen Coca Cola?

La pregunta me irritó tanto como cuando un año después regresé de mi primer
viaje a Moscú y un importante dirigente nuestro me llamó a su oficina y me
preguntó muy confidencialmente:

-¿Y allá, ellos, tienen ajustadores (brassiers)?

En aquel momento me molestaron ambas frivolidades, luego comencé a
profundizar en sus posibles sabios sentidos ocultos. .

Mijail Konstantinovich Kalatozov tenía una frente que se me antojaba
inmensa, como un mapa mundi visto por la cámara aérea de Urusievski,
nariz ancha y prominente, bigote profuso más oscuro que los cabellos que malrodeaban
su calvicie ya avanzada, cejas espesas para mirar al través cuando
trataba de impresionar. Sí. Georgiano sin dudas. Orejas
grandes (para oirte mejor) y una sonrisa de amplia dentadura en la boca
devoradora.
Casi siempre le veía sentado, en la señorial butaca de cuero o en el cadillac de puro charol, de manera que su estatura nunca me aplastaba, pero era una personalidad imponente, y en cambio, bonachona, con algo de niño grande en su corpulencia. Era algo natural, que daba la impresión de
haber sido siempre así, como detenido en su tiempo.

Sus exaltaciones cuando algo le admiraba o le asombraba, eran tan altas como
cuando declaraba con un gesto del pulgar hacia abajo !mierda!, que
dicho en ruso sonaba más fuerte.

Lo recuerdo en estas exaltaciones como cuando fuimos a ver el espectáculo de La Lupe, en el sótano de un cabarecito del Vedado. Evtuchenko ya había hecho sus indagaciones: La Lupe era sensacional, se daba golpes en el pecho mientras cantaba y se tiraba en el suelo, de modo que La Lupe era esperada por el grupo como un prodigio de temperamento. !Temperament!, escuché esa expresión de sus labios en mil formas y siempre como una exigencia del adicto reclamando más. !Temperament! !TEMPERAMENT!
Fuimos previamente al camerino de la Lupe. Ella nos esperaba, habíamos sido anunciados con bombos y platillos: son gente importante, la primera coproducción con la URSS, el director de Cuando Vuelan las Cigüeñas, te van a hacer volar. La Lupe con las alas abiertas propensa al vuelo. Kalatosov la obsequió, como era de rigor -de su rigor- con un pomo, no un frasco, un pomo del perfume del momento "Krasni Moscva", Moscú rojo, rojo, bien rojo, un perfume que penetraba rojo, excitante y rojo, hasta la sangre. ¡Un pomo de esencia! En un tiempo donde ya todo escasea, y te trae un perfume un señor, un camarada tan importante.

Y La Lupe se untó de esencias, de magias, de incandescentes sudoraciones, y salió a la pista bajo el cono de luz, entretejido de humo de tabacos, de calor, de trópico y de ojos, ojos que matan y acarician a la vez, y fulguran cien saetas al oído, con la voz que vibra y canta y se exalta y suda y va salpicando el ambiente de perfume, de su rojo sudor y sangre, que rebrilla en su pecho, y la medalla en su cuello al menor movimiento de su cuerpo al cantar, transpira rojo, rojo Moscú rojo, impregnado en sudor y axila y rojo y golpes de pecho y suelo, suelo de la pista sobre el charco de luz y Moscú rojo y !!!temperament!!! temperament!!! como cuando una señorona tiene por vez primera un orgasmo y lo confunde con la lava de un volcán.

Pero con todo y el temperament La Lupe no cantó en Soy Cuba, que era el propósito, al parecer, de la visita. Y fue sustituída por Los Diablos, que no llegaron a ser los Zafiros, ni se parecían a The Platters, pero se daban golpes en el pecho y gorgoteaban, doblando a dos Zafiros, como si fueran Los Platters: "only only only yours...." entre cañitas del Havana Libre, girando de brazo en brazo, confundiendo máscaras de Portocarrero con sombreros de Tropicana, carrozas de Carnaval y turistas made in Soroa, excitantes, para ver el temperament , the cuban temperament.
Gira María, María, María, -las muchachas, señorritas del Caribe se llaman Marías, las señorritas mexicanas son Rositas. Gira, gira María ¡María! Ah, el personaje sería María, Ma-rría! Its a beatifull name!.
Y regalar las experiencias personales, y creerse uno que la vida de uno importa, que las nostálgicas apariciones de la adolescencia servían para algo. Haber conocido a una muchacha obligada a la prostitución, en la época terrible de antes, la época de los malos: ella quería ser cantante y la obligaron a ser la prostituta de los malvados marines yankis y los turistas
inexcrupulosos, que jamás volverán, ni las muchachas tendrán jamás que venderse !que asco! a ningún turista extranjero !xenofobia que se despierta en uno! Nunca más prostitución.

-Ah, nuestro muchacho, el poeta que viene con nosotros, el cubanito tiene una historia personal semejante. Ella quería ser cantante y la obligaron a ser puta. Y lo abandonó a él, adolescente, para no hacerle daño. ¡Que historia tan conmovedora!
Pero, caramba, no hay que olvidar a Evtuchenko, para eso tenemos al mejor poeta del mundo, el genial Maiacovski del momento...!Genio Evtuchenko!, de ahí, de las vivencias del adolescente poeta nativo sacará una historia que se desarrolle en el barrio de indigentes más grande del mundo.!El barrio de las Yaguas!!!
Naturalmente, ella, bella, tropical y negra. Vivirá en Las Yaguas. Tendrá un novio puro, que en lugar del poeta adolescente, será un mestizo que vende frutas exóticas: Ananás, naranjas, papayas, bananas y mameyes. ¡Es la hora de los mameyes! y tenemos acá un actor francés que parece yanki . !Francés! que tiene tipo de turista y de imbécil a la vez. Turista imbécil, redundante. !Y colecciona crucifijos! exclama la genialidad de Evtuchenko, Como el que llevaba en el pecho La Lupe, untado de Krasni Mosckva y el sudor de sus pasiones. !Ya está la primera historia.! La puta con Cristo en Las Yaguas.

Pero en la segunda historia rescataremos al poeta estudiantil con la pureza entre las manos. Una paloma muere asesinada, piedras contra metralla. Urusievski convertirá en poesía las imágenes. ¿Para qué entonces una voz redundante, una retórica en palabras que está más que expresada en plástica? ¡!! Soy Cuba!!! ¡Temperament! ¡TEMPERAMENT! Y la Universidad de La Habana se convierte en la escalinata de Odesa, con todo y que en la realidad la de La Habana es aun más grande.!Más grande!

Y Evtuchenko encuentra un texto genial, un diálogo perfecto que justifica la razón por la que el joven revolucionario Enrique –debe ser un nombre cubanísimo-, no podrá llevar a cabo el atentado que le encomendaron para ajusticiar a un gordiflón asesino.

-Él comía huevos fritos.

¡Esa será la razón original por la que el estudiante revolucionario no podrá matar! Porque el esbirro comía huevos fritos, razón única y suficiente, de ahí debía deducirse que era un ser humano. Si en lugar de huevos fritos hubiera comido salchichas o “calvasá”, se le hubiera podido asesinar.

Pero lo más grandioso fue cuando Kalatozov nos solicitó al músico Carlos Fariñas y a mí, que hiciéramos una canción, que debía cantar un viejo trovador. Debía ser una canción triste, pero optimista, antigua, pero contemporánea, muy cubana pero universal.
Escribí la tal paradoja trovadoresca, y Fariñas hizo la música extraordinaria. Grabamos el Play Back con un viejo trovador campesino que vivía en la ciudad, al que llamaban El Madrugador. La grabación quedó hermosa, y le entregamos la cinta del play back a Mihail Konstantinovich. El pondría esa canción en la boca del viejo actor que tuviera las venas y las arrugas del personaje de Heminghway en El Viejo y el Mar –personaje y autor preferidos de Kalatozov y Evtuchenko-.

Llegado el dia de la filmación, Kalatozov –en este caso Bela Mirónovsna, director asistente de Kalatozov y esposa de Urusievski- tenía que buscar un Spencer Tracy vivo en La Habana, con cara de viejo pescador que se pasea por la Rampa con su guitarra y canta canciones tristes pero optimistas, antiguas pero contemporáneas, locales pero universales, y con el rostro convertido en mapa de venas y arrugas. Naturalmente, no apareció el actor, ni un extra semejante, pero Kalatozov se enamoró de un anciano tambaleante, borracho como una uva, como una uva borracha, desdentado y sin prótesis, que no sabía tocar guitarra, ni sostenerse al tronco de árbol donde ninguna niña podría grabar su nombre henchida de placer.
Mihail Konstantinovich lo vislumbró, dejó a un lado la cinta del play back preparado para la ocasión, y dió la orden al equipo, sentó al viejo en un cantero del Edificio Radiocentro donde iban a filmar, tomó la guitarra, se la espetó al viejo en sus manos y ordenó:
-Canta, viejo, canta.

El resultado de dicha filmación nos llegó del laboratorio: Un hermoso y complicado plano filmado por Urusievski donde el anciano borracho desdentado que no podía articular palabra ni tocar con coherencia unas maracas.
Kalatozov lo puso en nuestras manos y en las de la infeliz editora soviética recién llegada que no conocía absolutamente nada de otra fonética que no fuera la eslava, la dócil Lida, con la encomienda:

-Pónganle una nueva canción en la boca a este viejo con temperament.

Aun no se habían inventado los programas digitales, y ningún trucaje creíble podía con la hazaña.

La solución fue sentarme durante semanas con la dócil editora Lida afonética, en una moviola rusa, una especie de sputnik con pedal de máquina de coser Singer, y ver en la pantallita la boca del viejo Spencer Tracy sin dientes, sin dicción, sin palabras , descifrando su fonética y anotando:

Ierevevuvé zizá
Ierebe mommer zizá
Atieretú….

Sílabas copiadas por las consonantes a veces, por los finales, vocales, ninguna ley.
Hasta construir una estructura de pausas, que implicaban algún ritmo, y convertir los fonemas en palabras coherentes, y luego enlazar dichas palabras rellenando espacios breves intermedios, hasta lograr que fuera un texto triste pero optimista, viejo pero contemporáneo, cubano pero universal…y ODIAR, ODIAR, ODIAR el maldito instante en que a Mihail Konstantinovich se le ocurrió plantarle la guitarra al viejo borracho y desdentado.

-Viejo, canta.

Y Carlos Fariñas le puso la música al nuevo engendro de mi texto, y grabamos con otro trovador, porque ya nuestro Madrugador había fallecido. Y salió este texto:

“Quieres volver quizás
piensas en mí, quizás
llores por mí

- quizás así eres tú -.

Hoy clamas por perdón
Y cantas tu canción,
De una música tal
Que pretende lograr
Que yo pueda olvidar
Tu traición.

Mas no comprendes hoy
Que tardas al volver
Y no puedo olvidar
Que me hiciste llorar
No sabré perdonarte.”

Actualmente, esta canción está impresa en los programas de Conciertos de Guitarra de Carlos Fariñas, con el delicado título de “CANCION TRISTE”.

Hasta aquí, algunas memorias de nuestro querido director de SOY CUBA, cuarenta años después de su fracaso en 1963, convertida en exitoso boom de mercado, publicidad y crítica, rescatada por Martin Scorcese y Francis Ford Coppola, ya que el mundo gira, la vida también y en dirección contraria. Y lo que antes era arte malo, después de la caída del Muro de Berlín, es arte clásico, por aquello de “muerto el perro se acabó la rabia”.
Otras memorias están por escribir.

Escribir, por ejemplo, agradecer a Kalatozov y a Urusievski haber conocido personas como Konstantin Símonov, Tatiana Samoilova, Andrei Batalov, Andrei Tarcovski, Lubimov y su teatro Taganka, Mijail Rom, Gregory Chujrai, el pintor Tishler, al cantautor Bulat Akudjava, Mijail Konchalovski, Nikita Mijalkov y decenas de otros que llegaron a ser excelentes amigos. Y que además conocí a la cantante Ima Sumac, al cosmonuta Gagarin, al poeta chileno Pablo Neruda. Y la fastuosidad del Palacio del Kremlin, y la Galería Tetriacov, el Museo Pushkin, la casita de Kandinsky, el Museo Ermitage y el Palacio de Invierno

Yo, a mi vez, les presenté, en el propio Moscú, al que llegó a ser el puente traductor de nuestro guión bilingüe, el magnífico poeta Pavel Grushkó, al músico Carlos Fariñas, al pintor René Portocarrero, a la actriz Raquel Revuelta, y tantos otros,

Kalatozov tenía una gran admiración y estima por Serguei Urusievski, y una fuerte dependencia de trabajo con Bella Mironovna –Belka Fridmann de Urusievski- su directora asistente. Reconocía con extraña docilidad, que Serguei Urusievski era quien únicamente podía llevar a imágenes artísticas cualquier texto que él pusiera en sus manos. Así había resultado en Cuando Vuelan las Cigueñas y en La Carta que no se envió, y fue en Soy Cuba, donde Ururievski podía prescindir de cualquier andamiaje literario, porque él entregaba todo su arsenal de poética visual.

Kalatozov nos animaba muchas veces con sus historias sobre Siberia, o sus andanzas por Hollywood y sus amores con Marlene Dietrich, alguna que otra vez fue con nosotros a algún lugar turístico, aunque nunca se sumó a nuestros paseos al bosque o a la playa. Gustaba de vernos bailar la rumba en su apartamento con Tania Samóilova y el grupo de amigos.

Cuando en la etapa final del guión de Soy Cuba, tuvimos que discutir nuestro guión ante las autoridades de Mosfilm, allí fue que conocí las habilidades y destreza para colocar un proyecto frente a la prepotencia autoritaria. Kalatozov hizo gala de sus mañas oscilantes entre la humildad condescendiente y la arrogancia bien colocada entre citas de sus hazañas y relaciones influyentes. Mientras Evtuchenko podía arrodillarse dramáticamente a jurar que aquel guión era Cuba, con toda su pasión y sensualidad, y yo protestaba contra una visión turística y superficial como las palmeras que bailan rumba en la camisa tropicalista de un turista de Miami. Urusievski callaba, mordisqueaba algún lapiz o un palito cualquiera.
No era Cuba, para mí no era Cuba. Sin ambargo, luego de 40 años de memoria y de olvido, de reflexiones y reconsideraciones. De acusaciones y desprecios, de apostasías y oportunismo, hoy Kalatozov , su equipo: Urusievski, Belka, Marina Volovich, Pavel Grushko, Sasha Calzatei, Boris, Mariagen, Lida, Sharún, Segis Alvarez …representan un cielo recordado, un cielo aun por despejar, pero que la memoria ha bendecido.

Enrique Pineda Barnet (agosto del 2003)
Co-autor del guión de “SOY CUBA”

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