sábado, 12 de junio de 2010

amigo

Soy, qué trabajo cuesta hasta decirlo, simplemente enunciarlo, como si nada ni nadie quisiera que uno sea. Y soy, resulta inevitable, o decidir lo opuesto, pero ya decidí que no, que no lo dejo, y SOY. Soy un extraño manifiesto, PERO NO QUIERO SER EXTRAÑO, ni mayúsculas, tampoco quiero ser anónimo, que es peor que borrarse o el suicidio al que acabo de renunciar por otra vez.
Ante todo, posiblemente soy un comemierda, soy ese tipo que se cree que se lo sabe todo, idiota, y que está por encima de las cosas porque es un trisexuado, un anarquista,
Amoral, apolítico, ateísta, anamórfico –me gusta como suena-, soy promiscuo, incestuoso, onanista, ilegal, idealista –sin ideas- , futurista sin tiempo.
De esos que miran la luna y no gastan en saber que hay un eclipse o alguna luna llena. Soy un escorpión que cree ser de los buenos porque se clava a sí mismo la ponzoña y siente que los demás llegan a ser malvados.
Soy de los que recogen florecitas y les hablan, y guarda piedras, dialogante de lagartos, de los que besan a los hombres sin escándalo, y provocan orgasmos a mujeres que nunca lo han probado, hago música sin instrumentos y pinto imaginando, soy el mejor danzador de todo lo danzado, canto a la flauta y al tambor, y al mar y a lo gozado. Soy un amante de la piel y un enemigo de la carne, amo la sangre y odio el espanto, me complace el dolor y gozo el llanto y el sudor y el espasmo. Puedo beber el semen con el vino y embadurnarme con los óleos santos. No tengo dios, qué dios ni que ocho cuartos: tengo un jesús, y un buda, sidarta, alá, ochosi, cristo y sol, osiris, y rezo en esperanto. Conozco del pedestal pedestre de las tribunas y los púlpitos sacros. Hay huecos para todo, para parir, gozar, engendrar, matar, comer, y hasta cagar, y morir - dicen que descansar-. Ah, hay un inmenso agujero de pensar. Gusto la flor, la fruta, el sexo, el caracol, el árbol. Esgrimo el hacha, el pan, la flecha, el barco que navega y donde nunca voy a navegar. Amo la luna, el sol, la arena, el girasol, la nube, el viento, la tierra, el vino, y el caballo por montar. No me dejéis sin hembra, sin hombre, sin chocolate y sin cantar. No creo en las leyes y me detengo en los semáforos, escupo el matrimonio como contrato de comprar, no seré fiel jamás pero tampoco desleal. Me levanto contra la culpa, contra el sacrificio, el holocausto inmundo que hace posible sufragar el orgiástico placer de los tiranos. Creo en el cuerpo que va a descomponerse para que deje de creer, en el falo, la vulva, la pirámide, el volcán que se va a reventar. Creo en el arca, la selección, el infinito, la vida doble y la doble vida, la nariz que indaga en la mentira, la cuerda floja que debemos saltar. Creo en el pecado sin perdonar, en el goce sin escrúpulo, en la mirada que se ciega, el brazo amputado que tira las piedras, el ojo vaciado. Creo en el escremento capaz de multiplicarse y renacer. Creo en el espíritu santo.

Amén

Enrique pineda Barnet. NOCHE DE FE. Noviembre 7 del 2003

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi querido Enrique:
Un beso desde el otro lado del puente en Madrid. ¿Estás en La Habana este verano? Un amigo va y quisiera enviarle un beso para ti...

R. dijo...

Pues mira qué bien...
Jodé', que me ha gusta'o
:-)
Saludos, Enrique.