sábado, 28 de noviembre de 2009

BEATRIZ VALDÉS PARTICIPARÁ EN EL ANIVERSARIO 20 DE "LA BELLA DEL ALHAMBRA"

Por MARÍA ZACCO

La actriz cubana Beatriz Valdés, que interpretó a la inquietante Rachel de La bella de la Alhambra, un clásico del cine cubano rodado en los años ochenta, participa como jurado de la competencia latinoamericana del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que se desarrolla en la homónima ciudad balnearia argentina. Nacida en Cuba y actualmente radicada en Venezuela, donde desarrolló gran parte de su carrera, Valdés lleva más de treinta años dedicándose al cine, a la televisión y al teatro. Hizo un paréntesis en una exitosa obra teatral que se presenta actualmente en Caracas para viajar a Argentina, cuando la organización del certamen marplatense la contactó a través del Instituto Cubano del Cine (ICAIC) para invitarla.

"Cuba es mi raíz y mi tronco. Venezuela son mis ramas", dijo Valdés en entrevista con ANSA, para expresar su fuerte sentido de pertenencia a ambos países. "Cuba me sostiene: es mi país, mi primera experiencia de vida. En cambio, Venezuela son mis ramas, acariciadas con brisas suaves y sacudidas, a veces, por ventarrones o terribles huracanes. Pero son mis ramas, que también florecen y dan frutos", explicó.

La actriz llegó a Caracas hace 17 años, tras un amor y allí tuvo a su hijo. "Me enamoré de un venezolano, que es cineasta y director de fotografía, y si bien nuestra intención era vivir en Cuba, lamentablemente los años '90 no eran un buen momento económico para que él se desarrollase profesionalmente. Así que la geografía se impuso", rememoró.

Con los años, dijo, Venezuela "se ocupó" de mantenerla allí, donde están su hijo, su trabajo y su vida. "Hay un aroma común entre ambos países que hace muy grato para un cubano acostumbrarse a vivir en Venezuela: los paisajes, el clima, la gente y sus modos de relacionarse son casi idénticos, si bien cada uno tiene sus particularidades", resaltó. En los últimos años, observó Valdés, los cambios en Venezuela provocaron que las polaridades sean más pronunciadas en la sociedad, lo que hace que "coexistir, a veces se haga difícil".

"Para mí ha sido una experiencia enriquecedora, tanto a nivel humano como profesional, ya que te diría que fue la vida allí la que disparó mi carrera, más que mi papel en La bella de la Alhambra, que obviamente fue importante".

Con apenas 25 años, Valdés se convirtió en un ícono cinematográfico cuando en 1989 se estrenó el musical de Enrique Pineda Barnet, un hito en el cine cubano, que ganó el premio Goya en 1990 y fue el segundo largo rodado en la isla en obtener una candidatura a los Oscar. "Esa película fue un puente, un antes y un después en mi carrera, marcó una época de mi vida y, curiosamente, fue la última que hice en Cuba. Fue la plataforma para iniciar un nuevo camino profesional", recordó Valdés. "Fue muy bello lo que provocó el filme: por los escenarios que nos ofreció, la confrontación con el público y la adoración que motivó y sigue motivando en lugares insólitos del mundo", agregó.

Tras su paso por Mar del Plata, la actriz viajará a La Habana para participar en la celebración de las dos décadas del estreno de La Bella de la Alhambra. Un sentido homenaje fue realizado en 2007 en el documental Canción para Rachel, de Carlos Barba, donde actores, director y equipo técnico analizan el detrás de escena de uno de los mejores filmes del cine cubano.

Sobre su papel de jurado en el festival de Mar del Plata, Valdés aseguró estar "encantada". "Me siento como en la escuela, aprendiendo con avidez, porque tengo dos compañeros geniales (el guionista argentino Juan Pablo Lacroze y el crítico uruguayo Jorge Jellinek, NDR), son unos verdaderos eruditos", subrayó la actriz, que visitó por primera vez Argentina en 1984, en el marco de la primera muestra de cine cubano celebrada en Buenos Aires, tras el advenimiento de la democracia.

Por su posición, Valdés no puede adelantar detalles sobre la deliberación de los jurados, pero sostuvo que están gratamente sorprendidos por "la calidad cinematográfica y el nivel de creatividad" de los filmes latinoamericanos vistos hasta el momento.

La actriz asegura no tener sueños pendientes, especialmente en lo que se refiere a interpretar a algún gran personaje. "Hay muchos personajes de la literatura que a uno le mueven las entrañas. Pero más allá de interpretarlos, lo que deseo es no experimentar jamás la sensación de esterilidad creativa, algo agobiante y doloroso, que no da lugar a la esperanza. Muchas veces, por esperar algo grandioso, uno termina aceptando una realidad de abstinencia. Por lo tanto, a todo lo que hago le doy una gran trascendencia", aseguró. Así como aquella célebre escena de La bella..., en la que Rachel le responde a un periodista que si no fuera ella le gustaría ser ella misma, pero en París, Valdés afirma quién le gustaría ser de no ser ella: "Si no fuera Beatriz, me gustaría ser yo misma, en La Habana".

Fuente: ANSA

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