miércoles, 7 de octubre de 2009

OLGA CONNOR SOBRE "LA ANUNCIACIÓN"

La anunciación (2009) es un filme en el que la caracterización de los personajes toma precedente a toda otra consideración, porque es una película de sentimientos más que de acción exterior. El reloj va marcando las horas en las que los personajes se van reacondicionando a un encuentro familiar entre la exiliada del ``allá'' Margarita (Broselianda Hernández), arquitecta residente en Estados Unidos, y el resto de la familia del ``acá'' dentro de la isla, Amalia (Verónica Lynn), una maestra retirada convertida en médium espiritista, su hijo mayor Ricardo (Héctor Noas), y el hermano menor Mayito (Ismael de Diego). También hay un nieto pequeño (Roberto Díaz) que dice palabras muy expresivas de la condición del cubano dentro del diálogo.
Margarita, recogida por la tía madrina Carolina durante el tránsito del Mariel, y habiendo sufrido todos los mítines de repudio antes de marcharse, regresa a Cuba cuando su padre Octavio acaba de fallecer, y cuyo retrato cuelga de todas las paredes de su antiguo y desvencijado apartamento, como para recordarles que no los ha abandonado. También se halla el nombre de Octavio en la boca de Amalia, que los reúne a todos para leerles su testamento moral. La figura del padre es la del director del filme Enrique Pineda Barnet, quien anuncia con este trabajo, después de 20 años de presentar un largo metraje en la isla, su firme convicción de que la solución de Cuba se encuentra en la reunificación familiar.
El personaje de Héctor Noas es el más significativo: revolucionario ejemplar, honrado, que fue a Angola, administra una granja y comenta que si fuera verdad que todos los exiliados hubieran tenido ingenios --como cuentan en el exilio-- no hubiera habido revolución. Mayito, el hijo de la vejez, le responde que ahora nadie tiene ingenios en Cuba. El simboliza la irreverencia de los que piensan que no le deben nada a la revolución, no se responsabilizan por sus fracasos, y quieren huir de la isla.
Lynn, más envejecida por el maquillaje que por la realidad física, representa a una espiritista convencida de su propio oficio, para su mal, pues de tanto mentir miente hasta a sus hijos acerca del testamento del padre. El nieto es el objeto de todas sus preocupaciones, quiere que se lo lleve su hija a Estados Unidos. La madre lo ha abandonado, y vive en Argentina. El muchacho es uno de esos niños precoces, sabedor de la verdad que descubre las mentiras de su abuela. Unas vistas de fotógrafos de una estatua con los ojos vendados de la Caridad del Cobre, y otras del malecón, se insertan, como ``flash backs o forwards'', en una actuación dramática que ocurre dentro de un apartamento, donde se ve encerrada la agobiante miseria económica y la ordalía sentimental de esta familia cubana.
Noas asistió a la presentación única el martes pasado en el Teatro Tower, en que colaboraron Fundarte y el Miami Dade College. Alejandro Ríos, director del Ciclo del Cine Cubano del MDC, lo presentó, alegrándose de que la sala estuviera abarrotada y lamentándose de que Pineda Barnet no estuviera en Miami, pero había insistido en que se mostrara aquí ``en la otra orilla''. ``Ustedes son parte de esta película'', dijo Noas. ``Somos una sola familia y hay que amarse por encima de las diferencias; la quiero dedicar a todo el pueblo cubano de allá y de acá, y a mi familia [que se encontraba en el teatro], especialmente a mi padre''.

Foto: Olga Connor le coloca sus espejuelos al perro que hizo el papel de Sandy en la locación (un palacete de la Universidad Rutgers en New Jersey) de la cinta musical Annie, la última película dirigida por John Huston, en 1981. La foto le fue entregada por la periodista a Enrique Pineda Barnet en 1991.Fue tomada por los camarógrafos de Columbia Pictures.


Fuente: El Nuevo Herald

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