domingo, 10 de mayo de 2009

AJUSTE DE CUENTAS

( A Gilbertico, a los muchachos)

Luego de haber sido cómplice -por hijo- de la creación de todo lo bueno - Y LO MALO-, estaba Jesús meditabundo, sentado sobre una piedra. Había ocurrido remotamente aquello del Edén, los despidos, la precipitación en el fuego y la vuelta a la manzana. Había ya caminado sobre las aguas, repartido -mejor, multiplicado-, los panes y los peces -y los hombres-, sin menoscabo de la moral. Resucitado a los muertos - y de entre ellos mismos-, orado en el huerto, arado en el desierto, en fin...hasta crucificado. ¿Qué más podía acontecer?. De todo: responsable, compinche, socio, compañero...

Acercósele el Ángel, que lo observó, quizás hasta angustiado, y le preguntó:

-¿Qué os atribula, Señor? ¿Qué os provoca tanta incertidumbre, después de tantas esperanzas que forjó en sus noches...?

-Hijo, digo, Ángel, no sé...- suspiró Jesús, mirando abajo al universo tan atareado.-No sé qué hacer ofertando tanto del alma, y sin mercado.

-¡Ay, Señor!.- dijo el Ángel- Unas veces renegáis del Mercado y ahora de la No Demanda...

Jesús enjugó su lágrima.

-¡Es tan difícil saber qué hacer con lo que abunda y lo que nos falta!

Y dicho esto, comenzó a tirar piedras desde lo alto.


Enrique Pineda Barnet
La Habana, marzo 9 de l993

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