martes, 12 de mayo de 2009

PARA ENFRENTAR UN MITO

Lo primero que hay que hacer para dirigir a una Diva, es olvidar que es DIVA.
Lo primero que hay que hacer para filmar un MITO, es olvidar que es MITO.
Lo primero que hice para filmar a Alicia, fue olvidar el Mito, olvidar La Diva y concentrarme en ser abierto para recibir a Alicia, de modo que ella se abriera y ella se abrió. Y se abrió como una flor, y quebró el Mito, y olvidó conmigo la Diva y nos dijimos, ante todo, nuestras posibles diferencias, que se fueron tornando afinidades y darnos desde dentro, que es la única forma de acercarse y poder realizar algo verdaderamente juntos.
Ante todo, hemos de situarnos en 1963, en las vidas de cada uno, todo nos ofreció las posibilidades de entregarnos, indagar, estudiar, discutir, analizar, amar lo que hacíamos y agrupar en ese empeño a toda la compañía y a todo el staff de la película. Y tomamos Giselle como si estuviera acaba de escribir, como si hubiera nacido allí, como si tuviéramos que inventarnos la historia de cada personaje, y la historia misma, y las imágenes de esa historia, y el tempo y el movimiento, el espacio y la magia.
Fue un inmenso trabajo: mi primera película, mi primera aplicación de una dramaturgia a un hecho danzario. Y fue como un acto de magia, la colaboración de Fernando, de las que serían las 4 joyas y todo el joyero mejor, y todos se colocaron en posición de crear.
Alicia fue la muestra de la puntualidad, el rigor, la disciplina, el carácter, la incansable, la tenaz, la receptiva, la creatividad y la interpretación, y olvidamos diva y mito y todos los reinos de este mundo.
Ganó el MITO, se adueñó de todo, la magia favoreció todas las dificultades, hasta los celos y las miradas torvas tuvieron que inclinarse a nuestro paso.
Ganó la DIVA, París otorgó el Oro, el mundo el aplauso, Hazkel su devoción. El cine preservó los misterios, se encierran como pirámides contra el tiempo.
Yo, realmente, lo que filmé fue un suspiro.

Enrique pineda Barnet
Noviembre 9 del 2003

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