Isabel Santos y Enrique Pineda Barnet en 25 Horas, de Carlos Barba Salva |
Por Pedro O. López.
Cuando el cineasta cubano Carlos Barba Salva me invitó a escribir un comentario sobre su nuevo cortometraje "25 Horas", me invadió al mismo tiempo que un profundo halago, una tremenda duda sobre mi capacidad para cumplir la tarea. Recuerdo que le respondí que lo haría desde mi condición de espectador simple, del tipo que no sabe de tecnicismos ni de conceptualizaciones, y es que la verdad hasta me aburre a veces leer los apuntes de los críticos. Sin embargo, el hecho de que fuera una obra suya y que otra vez contara con la magia de una Isabel Santos ("Clandestinos", "Regreso a Itaca") tremenda en si misma, me sedujo y me seduce.
A Carlitos lo conocí muy joven, en la Universidad de Oriente, cuando solo barba llevaba en el apellido, una amistad de pocas palabras y mucho respeto y admiración. He estado atento a cada una de sus obras y he disfrutado su forma de retratar a grandes figuras del cine cubano, como la historia del cargabates que se convirtió en jonronero bebiendo de cerca las mejores mieles.
"25 Horas" no es solo una nueva pieza maestra que Barba nos regala, es el paso arriesgado del documental a la ficción, ese que algunos sabedores del tema ya habían pronosticado venir. Pero el hombre no salta de un género a otro, más bien se desliza y arrastra en su avance el halo de documentalista que lo hizo ya una figura incuestionable del cine joven cubano. Este nuevo cortometraje es un pedazo de la vida real, como cortado a mano, como la foto de un desnudo sin arreglos ni photoshop. En "25 Horas" no hay estereotipos, no hay más intención que la de retratar un pedazo de cotidianidad sin sensacionalismos: la escena en la que Hilda, la protagonista, sale a tomar fotografías a la calle es casi la esencia del film en si mismo y eso lo hace originalísimo. Un malecón sin ambiente de comercial turístico, sin carros museables, sin mulatas despampanantes y una Isabel volando por fin el papalote que no llegó a empinar en la ochentera "Lejanía".
Carlitos hace un uso magistral de los símbolos que marcan la vida cubana: la risa, los sueños, el pan, las noticias que no aterrizan, el transporte, la emigración. Una relación familiar desenchufada como tantas en la Cuba de hoy, mostrándonos a un Enrique Pineda Barnet ("La Bella del Alhambra", "Verde verde") esta vez como actor e interpretando a un padre ausente-presente que, hasta dormido, o... (no quiero revelar la historia) demuestra ser tan buen histrión como director de cine. En la película aparece también la recordada y ejemplar actriz cubana Alicia Bustamante ("Un día de noviembre", "Plaff o demasiado miedo a la vida").
"25 Horas" es el resultado de una ojeada a la vida desde la verdad, una fotografía animada de un autor que cada día se parece más a su obra, no es un cortometraje para hacernos reír, ni siquiera para hacernos llorar, aunque emociona, solo pensar y pensar.
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