o la bobería simplificadora de las frases hechas".
Por Mario Crespo
Venezuela
Me
llama la atención que lo único que lo único que destacan los que redactan notas
de prensa, encabezamientos y titulares sobre la película Verde Verde, sea sólo
que se trata de una película con temática gay. Esta manía de simplificar las
cosas, de quedarse en la superficie puede ser fatal para la obra y para el
artista. Película gay en La Habana, ¡oh, milagro!
¿No
es posible proponer que se vea un poco más allá en la propuesta de Enrique?
Indudablemente son muchas más las cosas que están detrás del diálogo y el
escenario en el que se mueven los personajes de la película de Enrique y
resulta que los titulares llaman a ver una película de maricones. Me parece
terrible y creo que Enrique y otros realizadores cubanos han sido víctimas de
esta manera simple de ver las cosas incluso a veces hasta por parte de aquellos
que tienen como responsabilidad el diseño de políticas de trabajo y gestión.
No
se me ocurrirá negar que Titón (Gutiérrez Alea) y Humberto Solás son dos
directores canónicos, de primera línea, pero el síndrome simplificador y
frívolo, que los etiqueta con frases, también los hace víctimas a ellos por
efecto contrario y los deja solos, aislados, sin competencia, sin elementos de
comparación en su arte y con su generación.
El simplista etiquetamiento con frases
excluyentes deja por fuera a sus colegas y hace tanto daño a unos como a otros.
Si preguntamos a cualquiera por Memorias o Manuela o Lucía, aunque no las haya
visto o visto a medias, te dirá maravillas, se deshará en elogios y usará
palabras y frases como “lo máximo o genial”, resuelto el problema, este tipo es
un enterado y no sólo gente de la calle, entre otros de “adentro” es común
notar como se olvidan películas y realizadores que también han llamado la
atención, trajeron premios importantes y son estudiados en el mundo entero en
las cátedras de cine.
Entonces
quiero hablar de Enrique y su obra, de la incansable búsqueda de este
realizador y recuerdo que búsqueda, investigación, experimento, son
siempre sinónimos de riesgo, que es una de las sustancias que alimenta al arte.
En
cierta ocasión, alguien que se sentía muy autorizado en sus opiniones, me dijo
que Enrique Pineda estaba acabado y que ya no filmaría una película más.
Ultimaba en ese momento el realizador Aquella larga noche, con Raquel Revuelta
y María Eugenia García como protagonistas.
Una
película en la que ya indagaba en los fenómenos de la psiquis trayendo a primer
plano el tema del traidor. Yo conocía obras anteriores como Cosmorama
(1964); David (1967) Ñame y M.S Mejor Servicio (1972) y otras que me
llamaron poderosamente la atención como Mella, película con una
gran cantidad de riesgos y experimentos de puesta en escena. Así que no
entendía la razón de semejante sentencia y no me detuve a hacer caso a la
pedante y falaz afirmación de mi interlocutor, intransigente crítico del
trabajo de un creador tan sincero. Opté por no seguir el curso de la
conversación, total, pensé inmediatamente, ellos dos están luchando por un
lugar en la historia del cine cubano y todavía está por ver quién llega más
lejos y con mejor pie. La carrera no termina hasta que no se rompa el estambre
en la meta, dejé el tema y empecé a hablar de béisbol.
Lo
cierto es que después de aquella afirmación, la carrera de fondo continuó y
Enrique trajo el primer y único Goya que tiene Cuba hasta estos momentos con un
clásico que es LA BELLA DEL ALHAMBRA, que dicho sea de paso, fue
bastante maltratada en su momento en el Festival de Cine de La Habana de ese
año.
El
jurado curiosamente no "vio" que mereciera un coral la película y ni
siquiera la brillante actuación de la jovencísima actriz Beatriz Valdés, quien
además hizo gala de un enorme profesionalismo al verse obligada a entregar el
premio a mejor actriz a una colega de otro país, mientras el público gritaba su
nombre pidiendo el premio para ella. Momento histórico en la vida de una
actriz, donde los haya.
Si
revisamos con minuciosidad y sin monomanías todo su trabajo posterior a estos
que mencioné arriba, vamos a ver cómo el lugar común en su obra es la búsqueda,
la experimentación y el riesgo. Ajeno a la bulla, a la moda, a los clichés,
Enrique ha trabajado obcecado como un iluminado, escribiendo guiones, haciendo
documentales, autofinanciándose cortos como First, junto a sus alumnos y otros
artistas como el fotógrafo Raúl Rodríguez y el actor Héctor Noas. Crea escuela
en su casa, imparte cursos, escribe narraciones y poemas que reparte generosamente
en su blog y en su lista de correos. Invito a ver nuevamente David, o
Versos Sencillos (1972), o Ensayo romántico ( 1985), El Chareton del
Buendía (2008), o First, pequeño ensayo fílmico de ficción en el que
indaga sobre el fenómeno de la “otredad” y veremos cuánta búsqueda, cuánto
lanzamiento al vacío sin miedos y sobre todo, sin paracaídas. Invito a ver en Verde
Verde, algo más que una película sobre el tema gay,
Pero
sucede también que Cosmorama que él llama experimento visual y
sonoro, tomando como base la obra del cinetista Sandú Darié, está siendo
venerado, estudiado y reseñado como el primer video arte del mundo, lo llaman
del Museo Reina Sofía y críticos y estudiosos se ocupan de él.
¿De quien
más con una obrita de apenas cinco minutos, que además era su segundo trabajo
como director? Antes, sólo había realizado un corto llamado Fuenteovejuna para
el departamento de Enciclopedia Popular, actor en El Maestro del Cilantro
(1961) y coguionista en la ficción Crónica Cubana y observo que estamos
hablando de los años 1963 y 64.
Del
año 64 es su participación como guionista en el equipo de Soy Cuba, la gran
coproducción soviético-cubana, compartiendo créditos con los míticos Kalatosov
y Urusevsky.
Como
toda persona medianamente enterada sabe, esta película es redescubierta por
otros dos mitos del cine Martin Scorsese y Francis Ford-Coppola, que
maravillados con esta superproducción, enterrada en las mazmorras desde la
segunda semana de su estreno y sepultada en malsano olvido, lanzan la voz y se
convierte en motivo para un trabajo documental (El Mamut Siberiano, V.Ferraz.
Brasil
, 90 minutos., 2004) y vuelve a armarse el revuelo
alrededor de Enrique y su trabajo.
A ver cuánto daño pueden hacer los preconceptos y las falacias; las afirmaciones
tatuadas en la conciencia individual y del grupo. El tema del sexo y el tabú
sobre lo gay es sólo el pretexto límite, pero con un pequeño esfuerzo notaremos
que nos sirve para mucho más que para analizar lo gay, esta película
No hay comentarios:
Publicar un comentario