jueves, 8 de diciembre de 2011

NORGE ESPINOSA SOBRE VERDE VERDE, FILME DE ENRIQUE PINEDA BARNET

Por Norge Espinosa
crítico e investigador

La Habana, noviembre de 2011

Decía el gran poeta inglés Swinburne que nada separa tanto a los hombres como sus gustos sexuales. Ni la cultura, ni la política, ni otras supuestas preferencias, pueden dividirlos en bandos tan opuestos. Pero valdría añadir, también, que eso es lo que hace a los hombres mismos tan contradictoriamente idénticos. Cuestión de máscaras, y no solo de pareceres o agonías mal calladas; el conflicto erótico entre los cuerpos semejantes viene a ser hoy un tema que gana visibilidad al tiempo que hondura. Pasando de la noticia y el escándalo a los estremecimientos que nos identifican y nos devuelven un mejor rostro, el asunto que hace algunas décadas atrás "no se atrevía a decir su nombre", va irrumpiendo, desde la necesidad de otras tantas libertades, en la voz y los gestos de hombres y mujeres de generaciones diversas y nacionalidades tan distintas, para corroborar que el deseo es un país en sí mismo, y que el acceso a sus ambiguas fronteras tiene aún, por lo general, un precio demasiado alto. En "Verde verde", Enrique Pineda Barnet pone al cine cubano frente a esas fronteras, y pide con mano que no entiende de conmiseración ni falsa tolerancia que las derribemos, para que nuestra filmografía crezca en madurez, y en una osadía que todavía resulta escasa en lo que atañe a nuestra vida nacional. Mediante el tributo sosegado a Pasolini, Fasbinder, Genet y Cocteau, Lorca y Cavafis, crea un dueto en el cual Héctor Noas y Carlos Miguel Caballero son instrumentos de rara y loable afinación. Un concierto de deseos que se enfrenta a los cuerpos de una noche habanera, en la cual un tema de Frank Domínguez une a esos fantasmas ilustres y terribles con los excesos de un juego que puede terminar en golpe de sangre. Sospecho que "Verde verde" nos devolverá a la afirmación de Swinburne. Sólo que esta vez la escucharemos desde la pasión y la incomodidad de los espectadores que accedan a esta historia como quien traspasa un espejo de varios filos. Y acabarán repitiéndola, acabarán cantándola, sobre la línea de un bolero que tal vez hemos escuchado siempre, y de repente, ante estas imágenes, se nos revela en su más doliente y veraz intensidad. Recuerdo un verso de Virgilio Piñera: "Ayer yo estaba sentado/en la Avenida del Puerto..." De ahí puede surgir un hilo que, como el de Ariadna, nos conduzca al laberinto que abre ahora, en nuestras pantallas, un filme tan inquietante.

PRESENTACIÓN ESPECIAL DE "VERDE VERDE", LUNES 12 DE DICIEMBRE DE 2011, 8:30 PM, CINE CHARLES CHAPLIN, LA HABANA, CUBA.

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