Un angel bajó a la tierra
a conocer la niña a quien guardaba.
Bajó en el momento mismo en que ella -bellísima-
alcanzaba la pubertad.
El angel sintió el estremecimiento del pecado
y no se atrevió a besarla.
Huyó, dejando solamente
el polvo de sus alas sobre las mejillas de la niña.
El hijo de Arleen, nació varón.
Y le llamó Mauricio, Y LE LLAMO MARCELO.
Y le llamo Suspiro
enrique pineda barnet�� pto rico, 1996
martes, 12 de mayo de 2009
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