(A ESLINDA)
Ella desembarca
con la punta del pie delicado apenas perceptible
desembarca todos los dias
desembarca, constantemente desembarca,
el tabloncillo no cruje a su pisada
y en cambio, las gaviotas�
levantan el vuelo
y regresan a juguetear con ella.
Lleva
su parasol de encaje acrisolado
que vuela sus orlas al vientecillo de la tarde
-siempre es la tarde-
siempre es el vientecillo
cuando ella desembarca.
Entonces, ella sonr�e
y ocurre el milagro
y ella se desmaya
-porque el muelle se tambalea
porque el bote la dej� anodadada
porque el viento en las velas la estremece
porque se emociona con el regreso
porque ama intensamente y eso es demasiado-
y desembarca una y otra vez
y siempre es la sonrisa
y el desmayo
y la m�sica crece
porque yo me emociono
de verla
de saber que puede refinarlo todo
que puede convertir en gentileza
hasta mi groser�a.
Y la m�sica crece
y crece
y ella desembarca
con su pie delicado
y....-!no, no se desmaya!
porque Ella,
simplemente,
es la gaviota.
Enrique Pineda Barnet
Diciembre, 27 de 1997
martes, 12 de mayo de 2009
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