domingo, 10 de mayo de 2009

5 FULAS

Edgardo tiene catorce años, vive en un barrio pobre, más bien en una cuadra pobre, en un edificio casi marginal, al menos un rezago marginal.
El padre de Edgardo sobrevive del “negocio”, es capaz de vender de todo lo que no hay.
-Yo soy un delincuente honesto.-me dice.
Sus precios son los del mercado lícito, el valor está en su gestión.
El padre de Edgardo le ha proporcionado –con el sudor de su frente-, que Edgardo estudie inglés, con un profesor particular, francés, con otro profesor particular, y alemán, con otro profesor particular.
-Porque Edgardo tiene que aprender a defenderse en cualquier lugar donde le toque la vida.

Pero el padre de Edgardo también le paga clases particulares de música. Y Edgardo toca hasta Mozart.

A la vez, Edgardo maneja todas las habilidades de la moto. En una sola rueda, en la de adelante, en la de atrás, hace virajes con el side-car y goza haciendo malabarismos en su cuadra.

Naturalmente, Edgardo, que sabe decir buenos días, con
Su permiso, si me hace el favor, muchas gracias…DICE TAMBIÉN :
¿QUÉ VOLÁ? ASERE –para sobrevivir-.

Edgarcito tiene en su cuadra una Escuela de Capacitación para Delincuentes y recibe un adiestramiento diario contra el lenguaje y la conducta.

De modo que su Maestra le dio la peor nota del curso. Pero ¿para qué darle Taller a eso? Con 5 fulas se resuelve el problema. Sus socios de aula le pusieron la buena nota con la profe: con solo 5 fulas la maestra te resuelve y te da la nota máxima.

-¿Con 5 fulas? ¿Y a mí quién me los da?

-El puro. Tu puro te da los cinco, si él los resuelve en dos patá.

Pero el padre de Edgarcito, ya lo dijo:

-Yo soy un delincuente decente. ¿Quién ha visto una maestra que venda su nota?

Y Edgarcito se revira:

-Con razón me lo dicen mis socios –le dice al padre delincuente-: Tu no sirves, tu ni das ni dices dónde hay. ¿De qué sirve tanto inglés y francés y alemán y música, si no puedes dar ni cinco fulas?

Edgarcito se va a la calle. Sus socitos lo esperan en la esquina de la arboleda. Ya verá cómo en seguida se resuelven los 5 fulas.

Una vieja bien plantada no se hace esperar. A una señal del jefe de grupo la abordan, la rodean en una operación fulminante. Un empujón de uno, el alón de otro, la cartera de la vieja pasa de mano en mano, de pies en pies, a la carrera, mientras la vieja cae a la acera, la bandada de muchachotes desaparece.

Edgardito tiene la oportunidad de estrenarse siendo el primero en registrar la cartera conquistada: más de cinco, veinticinco fulas. 5 para cada uno.

¿Qué hacemos con los carnéses?

Tíralos por ahí.

-Miren esto, !qué cómico!- dice Edgarcito agitando el carnet de la anciana- Asere, la vieja es la madre de la maestra!.

-Cómico de qué…si esa maestra no tiene madre.

Sept. 28 del 2007

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